Ante el record de superpoblación de cabras montesas en la Sierra de Guadarrama, se ha elaborado un plan para reducirla por los problemas que origina
En la Sierra de Guadarrama se han contabilidad un total de 6.000 cabras montesas, lo que supone un potencial devastador para este ecosistema que goza de la máxima protección y que, según los cálculos de Medio Ambiente, están erosionando 4.000 metros cúbicos de suelo al año.
Una de las consecuencias más preocupante es la desaparición de especies amenazadas como la mariposa Apolo (Parnasius apollo), de singular belleza, representa a la perfección la capacidad que la sobredensidad de una especie tiene para desplazar o destruir a otras.
Los núcleos que más preocupan se encuentran en la parte sur del Parque Nacional (La Cuerda Larga, la Sierra de los Porrones, La Pedriza, y las sierras de La Morcuera y los Altos del Hontanar); y en los Montes Carpetanos, con grupos de cabras distribuidos desde el macizo de Peñalara hasta el puerto de Navafría.
El sobrepastoreo de la especie ha generado una pérdida importante de diversidad en los pastizales de cumbre. El ramoneo realizado por la cabra montés en muchas zonas impide la floración y la fructificación de varias especies vegetales, como la desaparición de musgos y líquenes en las superficies rocosas, lo cual pone en riego a especies como el acebo, el tejo, el guillomo o el serbal del cazador.
Plan para reducir la población de cabra montés
Con una densidad global estimada de 34 ejemplares por kilómetro cuadrado, se ha trazado un nuevo plan de caracter urgente para reducir la población de cabra montés a un ritmo del 10% anual hasta encontrar un equilibrio en aquellas zonas erosionadas por su actividad.
Entre los problemas que ha encontrado la Comunidad de Madrid para dar solución a la superpoblación están las limitaciones cinegéticas que pesan sobre la zona. Existe una moratoria sobre la caza en los cotos del Parque Nacional e, incluso en los que lo rodean, que estará vigente hasta 2023.
La ausencia de depredadores naturales como lobos, osos, águilas ha hecho que la especie haya seguido creciendo sin el natural factor de control poblacional. En este sentido se trabaja en la posibilidad de que sean sus predadores naturales los que controlen la especie. No obstante, desde Medio Ambiente consideran que el “modelo de extracción mixta“, que incluye capturas en vivo y control cinegético, es el más adecuado.
Los científicos alertan que la gran densidad actual puede desencadenar problemas sanitarios graves para las propias cabras como la sarna. Otra de las preocupaciones para los municipios serranos es el peligro que suponen para la seguridad vial con cada vez más frecuentes incursiones en las carreteras que cruzan los núcleos de población cercanos.
Fuente: ABC