Hoy se celebra el Día del Bocata de calamares, y para rendir homenaje a este manjar madrileño os animamos a elaborarlo en casa. Estamos seguro que muy pronto podremos vivir de nuevo una de las estampas más castizas, comer un buen bocata de calamares en plena Plaza Mayor.
Pocas cosas hay más castizas que un buen bocata de calamares. Lo que daríamos por comernos uno en plena Plaza Mayor, corazón del Madrid de los Austrias y uno de los máximos exponentes del bullicio de madrileños y turistas. Hay que reconocer que este confinamiento se nos está haciendo eterno, pero también nos está sirviendo para valorar cosas que antes nos parecían muy triviales.
Hoy 14 de abril es el Día del Bocata de calamares. Y como para elaborarlo en casa no se necesita ser uno de los concursantes de Master Chef, os lanzamos la siguiente propuesta: llenar las RRSS de #yococinoencasabocatadecalamares desde el próximo martes 14 y hasta el 2 de mayo, festividad de la Comunidad de Madrid.
Vamos pues a preparar en casa un buen bocadillo de calamares. Compartimos los secretos de la receta del popular bocata madrileño para que los calamares queden tiernos, con un rebozado ligero y crujiente y, por supuesto, bien pegado a los aros.
Aunque podríais hacer el bocadillo de calamares usando anillas de las que venden ya cortadas o congeladas, os recomiendo que compréis un calamar bien fresco y probéis así esta receta. La diferencia de terneza y sabor sera impresionante. Tened en cuenta que muchas veces lo que nos venden como calamares no son anillas de calamar sino de choco o pota.
Comenzamos limpiando el calamar y separando las aletas y tentáculos. El cuerpo lo cortamos en anillas con un cuchillo afilado. Estas anillas, y si queréis también los tentáculos, son perfectas para nuestro bocata calamares. Las aletas son algo más duras por lo que mejor usarla para guisos.
Mezclamos las harinas de trigo y de garbanzos y pasamos los calamares para enharinarlos. Es importante eliminar el exceso de harina, sacudiendo los calamares sobre un colador.
Mientras hemos hecho esta operación, habremos ido calentando el aceite de oliva. Es importante que esté a muy alta temperatura, entre 180 y 190 grados C, para que el rebozado quede crujiente, nada aceitoso y no se despegue de las anillas de calamar.
Una vez dorados los calamares, los escurrimos sobre papel absorbente y después los colocamos sobre el pan, de forma que quede bien relleno. El pan es clave en los bocadillos y para acompañar los calamares. Lo mejor es pan blanco como flautín, baguette madurada…y muy de moda está el mollete, especialmente el mollete de cristal.