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Madrid recuperará los jardines y grutas de Felipe II

El Ayuntamiento de Madrid ha aprobado un proyecto de recuperación de las grutas de Felipe II, un jardín palaciego ubicado en la Casa de Campo . Se trata de uno de los pocos vestigios del Renacimiento español.

El consistorio destinará 1.200.000 millones de euros de los presupuestos participativos para rehabilitar las grutas de Felipe II a raíz de una propuesta ciudadana que pedía salvarlo del abandono. Las grutas, creadas en el siglo XVI, se convirtieron en un lugar de paseo y ocio para los visitantes del palacete de Vargas y sus jardines, propiedad del rey.

Historia

En 1562, el rey Felipe II adquirió el Palacio de los Vargas y su terreno colindante para crear una zona de descanso alejada de la corte. Las reformas empezaron de la mano de Juan Bautista de Toledo, artista renacentista. En ellas también participarían arquitectos reales, maestros flamencos en hidráulica, escultores y decoradores italianos y jardineros españoles. El complejo estaría formado por el palacete, los jardines, las avenidas de árboles, las grutas de Felipe II e incluso una “faisanera”.

Las grutas  formaban parte de uno de los jardines, en concreto del “Jardín Reservado Pequeño”. Su función era lúdica y ornamental, para decorar los jardines y entretener a los huéspedes del palacete.

Su creación empezaría en la segunda mitad del siglo XVI, alrededor de 1567, como una construcción típica renacentista de jardines cortesanos. La estructura artificial, de ladrillo, tenía una superficie de 30 metros de longitud y 7 metros de anchura. Estaba formada por cinco estancias abovedadas comunicadas entre sí. Las grutas de Felipe II, a modo de cueva, estaban adornadas con detalles que recreaban a la naturaleza. Algunos de ellos eran conchas, junto con esculturas y fuentes.

Cada tramo tenía un nombre; se tiene constancia de tres: la “Sala Mosaico”, la “Gruta de Neptuno” (en donde se encontraba una fuente del dios) y la “Sala de Burlas”. Esta última ha tenido especial importancia, ya que en ella se encontraron restos de conductos de agua innovadores para la época. La función de estos conductos era crear una ligera lluvia que mojara, de manera sutil, a los paseantes.

Uso de las grutas de Felipe II después de su reinado

Un dato curioso se daría en el siglo XVII. El emplazamiento original de la estatua ecuestre de Felipe III, situada en la Plaza Mayor de Madrid, fue el sitio real de la Casa de Campo, junto a las grutas de Felipe II. La escultura fue un regalo del Duque de Florencia al rey. Pero en 1848, con el reinado de Isabel II, fue trasladada a su ubicación actual.

Durante el siglo XVIII se construirían viviendas para los guardianes y jardineros del Palacete sobre las grutas. Posteriormente estas casas serían derribadas por José Bonaparte y la zona quedaría abandonada. El siglo XIX añadiría un nuevo elemento: la torreta de guardia, de estilo neomedievalista.

Actualmente solo se mantienen en pie dos de los tramos principales y parte de un tercero. No ha permanecido nada de la decoración, dejando las grutas de Felipe II en manos de la naturaleza. A pesar de que se encuentren en un estado precario, se ha sabido apreciar el valor, tanto histórico como artístico, de uno de los pocos vestigios del Renacimiento español. Por este motivo, este Bien de Interés Cultural (nombrado en 2010) podrá volver a su estado original del que todos podremos ser partícipes si el proyecto llega a buen puerto.

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