Alba y Dani iban a celebrar su boda en un lugar secreto para los invitados que iba a ser especial, pero no contaban que ese día se iba a decretar el estado de alarma en todo el país. Finalmente se casaron, sí. Ya en confinamiento y por la ventana. Porque el final de algunas historias solo depende de la actitud.
La novia Alba es la directora de Frida Kiwi, una reconocida empresa de organización de eventos. La suya no iba a ser una boda normal. Ni lo iba a ser, ni lo fue. Todo comenzó a planificarse hace nueve meses. El lugar, Monforte de Lemos. Lo demás era una sorpresa. El espacio en cuestión llevaba doce años cerrado. El montaje de la decoración lo empezamos hace 15 días porque era un trabajo tremendo.
La boda se preparaba al mismo ritmo que comenzaban a subir los contagios en España. Estaba todo hecho. Alba comenta que todo parecía estar tranquilo en la zona, que se sentían seguros, pero el viernes por la mañana todo cambió, ya que antes de que anunciaran el estado de alarma, cancelaron todo. Fue un momento de rabia, de impotencia, de una tristeza profunda. Casi toda la gente había llegado. Todo estaba montado. 190 invitados que estaban destrozados.
No tuvieron más remedio que cerrar la puerta con todo allí montado en el espacio de sus sueños: las mesas colocadas, el montaje eléctrico, la iluminación, las cocinas de alquiler, vajilla, servilletas, las minutas, el nombre de cada invitado en cada plato, las flores y las plantas, la mantelería alquilada y el photocall. Absolutamente todo. Los novios no saben si, finalmente, podrán llegar a celebrar esa boda soñada.
Todo el mundo volvió a su casa para cumplir con el confinamiento. Alba y Dani a su piso de A Coruña. El sábado cuando se levantan, Dani, el novio de Alba le dice ¿y si nos casamos por la ventana? Sus amigos comenzaron a mandarles fotografías: todos se pusieron la ropa que tenían preparada para la boda, trajes, vestidos, maquillaje. Luchar contra el coronavirus con los tacones puestos. Todos con mensajes de ánimo. Y se decidieron. Los vecinos, al verlos, comenzaron a salir por el balcón. Uno de ellos «ofició la boda»: «Alba, ¿quieres a Daniel como esposo?», gritó asomándose desde el piso de al lado. Mientras, las luces y las ventanas comenzaron a abrirse. La novia hasta lanzó el ramo y los aplausos inundaron el barrio. Esta es la historia de una boda por la ventana en medio del confinamiento.
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