La pastelería La Mallorquina celebra su 125 cumpleaños, más de un siglo endulzando la vida a los madrileños y turistas golosos que se maravillan cada vez que pasan por su escaparate. Y lo celebra con una caja de 12 mini napolitanas clásicas y de nuevo formato. ¡Se nos hace la boca agua!
Para conmemorar su 125 aniversario, la emblemática pastelería de La Mallorquina, ha lanzado un colección de su producto estrella, la napolitana. Se trata de caja de una docena pequeñas napolitanas donde han colaborado dos de los pasteleros de más renombre del panorama nacional, Oriol Balaguer (La Duquesita) y Ricardo Vélez (Moulin Chocolat)
Los maestros pasteleros de esta efímera y deliciosa edición han realizado sus propias interpretaciones de tan popular postre. Mientras la mítica napolitana de chocolate y crema de La Mallorquina se mantiene intacta pero en un formato menor, la de Balaguer se rellena de manzana crujiente y la de Vélez de mousse de chocolate Guanaja . Una docena de ejemplares con los que triunfar cualquier sobremesa.
Elaboradas a diario en el obrador, esta colección de pequeñas napolitanas está disponible en las tres direcciones que ya tiene La Mallorquina: Puerta del Sol, 8; Velázquez, 39 y Mira el Río Baja, 21. ¿Su precio? 9 euros.
Historia de la Mallorquina
La Mallorquina está ligado a la historia de Madrid ya que se remonta al año 1894 y se caracteriza por ser uno de esos espacios apegados a la memoria de los ciudadanos, tanto por el gusto por como el olfato, porque el aroma a napolitanas recién hechas inunda esta esquina de la madrileña Puerta del Sol.
La Mallorquina debe su nombre al origen balear de los tres socios fundadores, Juan Ripoll, quien junto a los empresarios Balaguer y Coll, desplegaron por primera vez sus icónicos toldos en la calle Jacometrezo, su ubicación inicial, para después trasladarse al emplazamiento histórico de la capital.
Comenzaron a hacerse populares entre los madrileños al incluir en su oferta productos tradicionales de las Islas Baleares como las ensaimadas o la sobrasada; una metáfora de lo que es Madrid, una ciudad que acoge a aquel que quiere instalarse en ella.
En 1940 dos familias amigas, Quiroga y Gallo, compran el negocio que siguen dirigiendo y van ya por la tercera generación, siendo Ricardo Quiroga el actual director general de la pastelería, quien asegura que La Mallorquina es «parte de la historia dulce de Madrid».
Las napolitanas de crema, las palmeras de chocolate, las trufas o las famosas ‘violetas‘ -caramelos con el sabor, el color y la forma de esta flor- , son los productos estrellas del local donde otra de las especialidades es la tarta de nata con fresas que siguen estando todos empaquetados con doble papel y con cuerda, listos para llevar.
Personajes como Ortega y Gasset, Pío Baroja, Benito Pérez Galdós, Juan Ramón Jiménez o miembros de la Casa Real y el Gobierno endulzaron sus paladares en el segundo piso de la pastelería que actuaba como lugar de encuentro y tertulias. Desde los ventanales de La Mallorquina se ha visto la historia viva de Madrid y es parte de muchas familias que han asentado la tradición de padres a hijos y se han convertido en un punto de referencia de sus recuerdos.
Esta centenaria pastelería familiar, dirigida hoy por la tercera generación, ha vivido un explosivo movimiento hacia el futuro este año con la apertura de dos nuevos locales, uno en el Rastro de Madrid, y otro en pleno Barrio Salamanca, contando este último con una sección salada en sus expositores.
En la Puerta del Sol no queda espacio para las tiendas tradicionales, que han sido demoradas por las grandes franquicias, pero La Mallorquina sigue resistiendo. En un mundo globalizado se agradece esos pedacitos de tradición que se mantienen en el imaginario colectivo y que conforman la memoria y la historia de Madrid; desde la vivencia, el gusto y el olfato.