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El bocadillo de calamares agoniza por la crisis del coronavirus

Ni siquiera todo un emblema como el bocadillo de calamares, puede resistir a la crisis del coronavirus con varios de sus clásicos bares cerrados.

Pocas cosas hay más castizas que un buen bocadillo de calamares, pedazos de pan rellenos de mar, los calamares con un rebozado ligero y crujiente y, por supuesto, bien pegado a los aros, y tan tiernos y jugosos por dentro que se deshacen en la boca.

Los restaurantes más típicos de la capital han sido golpeados duramente ante la drástica bajada del turismo internacional en Madrid. La mayoría de turistas que nos visitan quieren comerse el tradicional bocata de calamares.

Uno de los más populares es El Brillante con varias localizaciones por toda la capital. Este establecimiento ha visto disminuir sus ventas un 70%. Hace un año para estas fechas vendían 8.000 kilos al mes y este año apenas llegan a los 1.500. Las Navidades es temporada alta en la capital. En diciembre del año pasado vendieron 12.000 kilos y, ni por asomo, se imaginan algo igual para este año.

El bocadillo de calamares agoniza por la crisis del coronavirus

Pero si hay un lugar por antonomasia para comer un buen bocadillo de calamares es la Plaza Mayor, corazón del Madrid de los Austrias y uno de los máximos exponentes del bullicio de madrileños y turistas antes de que comenzara la crisis sanitaria del coronavirus. En esta zona se ubican 5 templos del bocadillo de calamares, Sol Mayor, La Campana, La Ideal, Magerit, Casa Rúa y Casa María.

En la antaño concurrida calle de Postas, ahora completamente desierta, y encima con obras que hacen aún más desolador su aspecto. Casi todos los establecimientos tienen la persiana bajada, incluso en una zapatería se puede leer el cartel “Liquidación por desesperación”. Una de estas persianas, con el anuncio “Su típico bocadillo de calamares “, pertenece al Sol Mayor, un bar asturiano que además de las patatas al cabrales o el chorizo a la sidra, se ha especializado en el bocadillo de calamares. No tiene cartel de vacaciones. Su vecino Bar Postas, también se encuentra cerrado.

El bocadillo de calamares agoniza por la crisis del coronavirus

La Ideal, en Calle de Botoneras, 6, es otro de los lugares clásicos donde degustar el bocadillo de calamares en la Plaza Mayor. Dicen que es el más generoso en el relleno y de los más jugosos que pueden encontrarse por el Madrid de los Austrias. Está cerrado desde el 15 de marzo y sin previsiones de abrirse en el corto plazo.

De vecino con La Ideal se encuentra La Campana, que sí que se encuentra abierto. Para el que para muchos el mejor bocadillo de calamares de Madrid, de hecho, llevan preparándolo desde hace 70 años. Su precio es muy económico, por solo tres euros. Cinco si deseas tomarlo con bebida y acompañado de unas olivas en la barra. Han pasado de vender 1.000 bocadillos diarios, a solo 400.

El bocadillo de calamares agoniza por la crisis del coronavirus

Ya dentro de la Plaza Mayor, más concretamente en el número 22, nos encontramos el decano de los bares de bocadillo de calamares, Magerit, que lleva preparando este manjar madrileño desde la friolera de 90 años. Aunque su clientela ha descendido un 80%, su bocadillo de calamares, por 3,50€, está resistiendo mucho mejor la crisis gracias al consumo de los madrileños turistas nacionales, con un descenso en ventas de solo el 25%.

Por último, también dentro de la Plaza Mayor, nos encontramos otros dos de los locales que solían estar abarrotados de clientes en busca del rico bocadillo de calamares, Casa Rúa y Casa María. Actualmente se encuentran cerrados y ningún vecino sabe nada.

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