El Ayuntamiento de Madrid estudia crear supermanzanas para liberar el espacio de los coches a favor de los peatones y reducir el tráfico y la contaminación
La crisis sanitaria ha permitido repensar el espacio público desde una nueva mirada: hacen falta más zonas para caminar en las ciudades. Esta reflexión ha vuelto a poner sobre la mesa el Proyecto Madrid Centro basado en supermanzanas, elaborado en 2010 para el Ayuntamiento de Madrid pero que entonces se quedó en un cajón por la crisis económica y la mala situación financiera municipal.
La iniciativa propone remodelar por completo el centro de Madrid para dividirlo en supermanzanas, una agrupación de manzanas en cuyo interior se restringe el tráfico y se amplía el espacio peatonal.
Los arquitectos Ezquiaga y Rueda debatieron la pasada semana sobre su propuesta en La Casa Encendida de Madrid y piden al Ayuntamiento de la capital voluntad política para comenzar cuanto antes a aplicar su idea como solución a los problemas de la ciudad poscoronavirus. “La propuesta permitiría que el millón de personas que viven en la almendra central tuvieran unas condiciones de ruido y contaminación similares a las del confinamiento”, señala Rueda.
El Consistorio está valorando la idea, que ya funciona en algunas zonas de Vitoria y Barcelona, y estudia empezar a finales de año con una experiencia piloto en los distritos de Salamanca o Retiro.
Cómo se consigue una supermanzana
Entre el 70% y el 80% del espacio de las calles se dedica a los vehículos, que están aparcados el 95% del tiempo. Menos del 30% de los residentes se desplazan en coche en las grandes urbes.
En la ciudad actual, el tejido urbano se divide en manzanas de edificios, que se encuentran rodeadas por tráfico, mientras que el peatón se desplaza por aceras muchas veces estrechas.
En primer lugar, se sustituye la manzana por una agrupación variable de manzanas, es decir, una supermanzana, que tenga unos 400 o 500 metros de lado.
El tráfico principal se redirige a las calles del perímetro. En el interior se cambian las direcciones para que no se pueda atravesar en línea recta. El transporte público se adapta mejor a la malla de las calles principales.
El tráfico interior sería residencial y de carga y descarga y se reduciría a 10km/h, una velocidad compatible con la vida peatonal.
Se crean aparcamientos subterráneos y se eliminan plazas en la superficie. De esta forma se crean espacios peatonales y plazas. Se recupera un 70% del espacio para la gente.
Se expanden los espacios verdes, con lo que se suple la falta de vegetación en la ciudad consolidada. En una supermanzana tipo en el distrito de Salamanca se plantarían 271 árboles nuevos.