Alovera Beach: La mayor playa urbana de todo Europa llega a un paso de Madrid

¿Os imagináis tomando el sol en Alovera Beach y comiendo en el chiringuito a unos 50 kilómetros del centro de Madrid?

Pensaréis que estoy loco de remate, pero no es así, ya que pronto tendremos la mayor playa artificial urbana de todo Europa. ¡Vaya vaya, aquí si hay playa!

Con la tecnología de Crystal Lagoons está laguna artificial de color turquesa tendrá una extensión de 25.000 metros cuadrados y 15.000 metros cuadrados de playa. El complejo se va desarrollar en unos terrenos dotacionales de 105.000 metros cuadrados propiedad del Ayuntamiento de Alovera (Guadalajara), a 40 minutos de la capital.

El gran parque de ocio contará con cinco zonas diferenciadas pero integradas. Así estará compuesto por una laguna artificial y la playa, con equipamiento deportivo y de entretenimiento, torres de toboganes y piscinas infantiles, escuela de vela y deportes náuticos ( kayak, vela y paddle surf, entre otros).

Asimismo habrá servicios de restauración con un establecimiento con vistas a la playa con capacidad para 1.000 personas. Además se ha proyectado una gran bolsa de aparcamiento con más de 1000 plazas.

Bautizado como Alovera Beach, el complejo de desarrollará dentro del sector l-15 Las Suertes, al sur del casco antiguo de Alovera y vinculado a los desarrollos residenciales del municipio, y servirá también para regenerar una zona medioambiental muy degradada con la creación de un parque verde a continuación del proyecto.

Una vez aprobado el proyecto en el pleno del Ayuntamiento del municipio de Alovera, quedan ahora por delante un año y medio de permisos y autorizaciones, y después otro año de construcción para ver finalizado el desarrollo de esta playa artificial que se englobará dentro del denominado Corredor del Henares, con una población creciente de 650.000 habitantes en un radio de 30 kilómetros.

Esta es de hecho la primera laguna artificial de acceso público que desarrolla Crystal Lagoons, que hasta ahora siempre había trabajado con proyectos asociados a complejos residenciales u hoteleros. La compañía, que tiene patentada la tecnología de este tipo de lagunas de agua cristalina, tiene en marcha actualmente 600 proyectos en más de 60 países.

El secreto del color turquesa

Crystal Lagoons ha tenido que invertir mucho tiempo en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para lograr el producto que vende hoy en día. Una carrera de fondo que se inició en Chile, cuando su primera laguna situada en la urbanización de San Alfonso del Mar (Algarrobo) cambió el color turquesa que ahora les caracteriza por un tono verdoso y turbio tras varios días de uso.

Su fundador, el científico Fernando Fischmann, se puso a trabajar para encontrar la fórmula que le permitiera mantener limpia una enorme cantidad de agua a un precio asequible y fue entonces cuando logró diseñar un producto de éxito.

Que ese primer fracaso se repita es ahora impensable, ya que el grupo ha patentado un sistema de filtrado de las aguas por ultrasonidos que, además de eficaz, es respetuoso con el medio ambiente, ya que consume solo el 2 % de la energía necesaria para la utilización de sistemas de filtración convencionales.

Tras varios años de trabajo, Fischmann, logró dar con la clave y desarrolló la tecnología y el concepto de Crystal Lagoons, que ahora está patentada en 160 países y que permite la construcción y mantenimiento de cuerpos de agua en estado cristalino de tamaños ilimitados a bajo coste.

El secreto de éxito de este producto es que puede instalarse en casi cualquier sitio. Además, puede utilizarse cualquier tipo de fuente de agua, ya sea de mar, subterránea, dulce o salobre, dependiendo de su disponibilidad.

Las lagunas funcionan con un circuito de agua cerrado, por lo que solo tienen que llenarse una vez y eso mismo conlleva un consumo muy bajo de agua. Lo único que hay que hacer es compensar el agua que se pierde por evaporación. De hecho, en los países con lluvias abundantes, ni siquiera es necesario realizar esta compensación, según explica la empresa. Gracias a este sistema, «nuestras lagunas consumen un 50 por ciento del agua necesaria para un parque de la misma superficie y hasta 30 veces menos que un campo de golf», destacan.

Además, utiliza hasta 100 veces menos químicos que tratamientos convencionales de piscinas o de agua potable y consume 50 veces menos energía que una piscina convencional.

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