Aranjuez brilla con la llegada de la primavera, momento ideal para adentrarse en sus calles y jardines con la ruta patrimonial
El Real Sitio de Aranjuez fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la categoría de Paisaje Cultural en 2001. Sus edificios y jardines convirtieron a la localidad en un destino internacional ubicado a pocos kilómetros de la capital. Con la ruta patrimonial podrás disfrutar de este inmenso legado.
Una propuesta de ruta urbana, que desentraña y recorre sus principales puntos de interés, comienza en la estación de ferrocarril, a la que se puede llegar fácilmente desde Madrid utilizando el servicio de Cercanías o el tren turístico de la Fresa. Para los que prefieran ir en coche, sólo hay que tomar la autopista A-4 hasta la salida 37. Una vez en Aranjuez, existen varias opciones de aparcamiento regulado.
Desde la estación, la ruta se dirige directamente hacia el Palacio Real, una de las joyas de la localidad. La planta actual fue reconstruida por Santiago Bonavia tras su destrucción por un incendio. Originalmente, el palacio fue ideado y reformado por los monarcas Carlos V y Felipe II y por los arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera.
La majestuosidad del palacio también se respira en sus jardines, que recibieron pleno reconocimiento por parte de la UNESCO. La ruta recorre la mayoría de ellos, como el Jardín del Rey, y se detiene frente a muchas de sus emblemáticas fuentes: la de Neptuno, Baco o Diana, entre otras.
Seguidamente, se visitan puntos clave, como la Casa de Caballeros y Oficios, ideada para albergar el séquito de la corte y sus ministerios, o la Casa de Los Infantes. La ruta prosigue hasta alcanzar el Real Coliseo Carlos III y el mercado de abastos, dos edificios clave del casco urbano. Desde allí, la ruta pasa frente al edificio del Ayuntamiento hasta encontrar el Palacio de Godoy, construido en 1761, con un pórtico neoclásico muy característico, construido después por Juan de Villanueva.
La ruta finaliza frente a la Casa del Labrador, de nuevo una joya neoclásica de Villanueva ideada por Carlos IV como a modo de “casa de campo” veraniega.
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